En las calles de Berna, sombras danzan,
testigos mudos de mi alma que avanza.
Entre hadas y osos, un sueño despierto,
como en versos de Machado, sincero y cierto.
Bajo el cielo de esta ciudad de encanto,
mi peor infierno halló su quebranto.
Desangré por amor en sus rincones,
como versos del poeta en sus canciones.
Las hadas, con sus alas de quimera,
y los osos, guardianes de esta esfera,
tejen memorias en mi corazón,
en Berna, mi fiel compañera de canción.
Aunque el dolor persista en mi ser,
como el eco de un triste amanecer,
Berna, siempre en mi viaje estarás,
como el poema que Machado susurrará.
Montañas besan cielos, ríos danzan en Berna, paz en nieve y luz.