En el infinito del intelecto,
un abrazo se dibuja en el horizonte,
como una luz que proclama
calma, paz y días venideros.
Somos uno con el que perdura,
sólo él sabe si actuamos correctamente.
Anhelamos, amamos, queremos, deseamos,
pero no culminamos como los silenciosos.
Aquellos a quienes no queremos llamar,
aquellos a quienes solo miramos y escuchamos,
aquellos a quienes sin pedir anhelamos,
aquellos a quienes con toda el alma amamos.
Silencioso querido amor,
todos terminaremos en el cajón,
pues no hay nada más lamentable
que una ambición sin pasión.